La revitalizada galería de arte está llamada a redefinir el paisaje cultural.
Chiapas arribó a 1825 ya como estado mexicano, en una nueva situación política, pero conservando prácticamente los mismos problemas y carencias de su época colonial, incluyendo un gobierno en bancarrota y rentas mínimas derivadas de la producción agropecuaria.
Ese año, estrenó la primera constitución local. Durante todos los primeros años de vida republicana, el acontecer político estuvo marcado por los ecos de lo que sucedía en el altiplano, marcadamente las confrontaciones entre federalistas y centralistas, primero, y luego entre liberales y conservadores.
Varias acciones de la época tuvieron que ver directa o indirectamente con la educación, como la introducción de la imprenta en 1826; la aparición de los primeros periódicos ‒Campana Chiapaneca en Tuxtla y El Pararrayo en San Cristóbal‒; la fundación en 1826 de la Universidad Nacional y Literaria de Las Chiapas; el establecimiento de escuelas de primeras letras, y la fundación de una academia de dibujo (1832).
Durante los años de la república centralista, se recupera el partido de Soconusco o Tapachula, además de que el entonces departamento de Tabasco solicitó su anexión a Chiapas; petición denegada internamente por la pretensión de los tabasqueños de mantener a San Juan Bautista Villahermosa como la capital, y desde el punto de vista nacional, por el peligro que estratégicamente significaba un territorio que abarcaría de mar a mar en la zona del istmo.
La promulgación de la Constitución de 1857 y las Leyes de Reforma significaron una profunda división en la sociedad chiapaneca. Ángel Albino Corzo inició el funcionamiento del Registro Civil con el matrimonio de su propia hija, mientras que los dominicos, fundamentales en el panorama chiapaneco de tres siglos, abandonaron sus conventos y el estado. Grandes propiedades rurales detentadas hasta entonces por los dominicos pasaron a mano civiles. Este proceso fue particularmente visible en la zona de La Frailesca. Durante la construcción de la nación mexicana en el siglo XIX, la confrontación entre los bandos de liberales y conservadores impregnó todos los momentos de la vida pública y muchos de la privada en el país y Chiapas no fue la excepción. Esta división, marcada incluso por hechos bélicos, se ahondó con la Intervención Francesa y la imposición del imperio de Maximiliano. En Chiapas hubo escasa presencia francesa, pero en la historia estatal esa etapa está marcada más bien por el recuerdo del Batallón Chiapas, al mando de Pantaleón Domínguez, que se integró con hombres de Comitán, San Cristóbal, Chiapa, Tuxtla y Tapachula.
De la República Restaurada al Porfiriato (1864-1876)
Se ha llamado Guerra de Castas a un conflicto que se dio entre pobladores de Chamula y autoridades y personajes de San Cristóbal en 1869. Por un lado, continuó la serie de levantamientos indígenas que marcaron la historia de Chiapas; por otro tiene relación con el contexto político y económico que derivó de la aplicación de las Leyes de Reforma. Sucedió durante la gubernatura de José Pantaleón Domínguez. Estos sucesos fueron recreados por Rosario Castellanos en su novela Oficio de Tinieblas.
El Porfiriato
(1876- 1911)
A lo largo de los 35 años que duró el régimen de Porfirio Díaz, Chiapas, un estado muy lejano en el imaginario nacional, sufre notables cambios. Todavía en los años setenta y ochenta del siglo XIX, la entidad era una especie de archipiélago político compuesto de varias regiones con sus cacicazgos. La delimitación de la frontera con Guatemala fue la base para que productos chiapanecos llegaran a mercados de Europa y Norteamérica, básicamente café y maderas preciosas como la caoba. En los últimos años del siglo XIX y los primeros del XX, la época del rabasismo, se estableció un gobierno central fuerte que se sobrepuso a los cacicazgos regionales en gran medida y que fijó por primera vez políticas públicas para el fomento de la economía y la educación en sentido moderno, acordes con el positivismo porfirista. Surge en ese contexto la primera fábrica textil en el Valle de Cintalapa, llega el ferrocarril a la costa y un puente sobre el Grijalva une a Chiapa y los Altos con Tuxtla y el istmo de Tehuantepec. Al culminar el periodo, sin embargo, las condiciones sociales no habían mejorado mucho. Desde 1892, la sede del gobierno se trasladó a Tuxtla Gutiérrez.
La Revolución y el Constitucionalismo
(1911-1928)
Aun con todos los intentos modernizadores del rabasismo, Chiapas amanece al siglo XX como uno de los estados más atrasados de México: un territorio con mayoría de población rural y con un sistema agrícola que mantenía la servidumbre por deudas. Aunque el gobierno estatal era más fuerte que nunca, se mantuvieron soterrados los antiguos cacicazgos regionales que en muchos casos aprovecharon las nuevas condiciones económicas y políticas. Un avanzado mestizaje –menor, sin embargo, que en el resto del país‒, un grado ya considerable de “mexicanización” sobre todo en la escasa población urbana y un nuevo equilibrio del poder de las élites asentadas en las tierras bajas de la depresión central –favorecidas por el cambio de capital en 1892‒ y en los Altos, son características de la época.
Los historiadores juzgan los últimos años del porfiriato en el estado como la época del caciquismo ilustrado y de la expansión capitalista nacional e internacional. Sí eran notables varios cambios respecto al Chiapas que se federó a la República Mexicana: un gobierno con una burocracia moderna, políticas públicas de educación, salud y economía, comunicaciones más eficientes. Todo ello, en el contexto de una población mayormente viviendo en la pobreza, en territorios con desarrollos desiguales: por un lado, la depresión central y la costa –relativamente más prósperos‒, y por otro, las regiones montañosas de los Altos y el norte del estado.
La Revolución
Tiburcio Fernández Ruiz, el líder de Los Mapaches -que combatieron la ocupación carrancista-, inaugura como gobernador el régimen de los gobiernos constitucionales posrevolucionarios, en cuanto a la lucha armada, pero identificados con la Revolución Mexicana como construcción ideológica. Chiapas, un siglo después de haberse independizado de España y convertido en estado mexicano, mantiene todavía muchas de sus características, pero también son innegables profundos cambios. Su población ya llegaba entonces al medio millón de habitantes, con un alto índice de población indígena, campesina y pobre, y con un claro desequilibrio regional. Ya enteramente integrado a los procesos nacionales, e incluso habiendo acortado los tiempos de traslado a la Ciudad de México, Chiapas vive cada uno de los acontecimientos que marcan las primeras décadas del nacionalismo revolucionario. En 1927, por ejemplo, su gobernador, Carlos A. Vidal, es asesinado junto al general Francisco R. Serrano, por oponerse a la reelección de Álvaro Obregón. Dos hechos son muy destacables en las décadas de los veinte y los treinta del siglo XX: el voto femenino y el inicio del reparto agrario. El 20 de mayo de 1925, se publica el decreto que reconoce a las mujeres mayores de edad a votar y ser votadas. Chiapas es por tanto pionero en México en ese tema; a nivel federal ese reconocimiento no se dio sino hasta 1953.
El Nacionalismo Revolucionario
(1928- 2000)
La etapa que inicia en la década de los treinta significó muchos cambios para el estado en materia de educación, cultura, salud y comunicaciones. A partir de 1936, se crean las centrales de campesinos y de obreros y se funda el Sindicato de Trabajadores Indígenas. El Departamento de Protección Indígena amplió el reparto de tierras a campesinos solicitantes. En 1940, la primera visita de un presidente de la República a Chiapas, en ese caso Lázaro Cárdenas, fue todo un acontecimiento. A partir de ese año, la población empieza a crecer con mayor rapidez y en 1960 se superó el millón de habitantes. A lo largo del siglo XX, los progresos fueron evidentes en muchos rubros, pero los desequilibrios sociales y regionales permanecieron. A su condición de productor de productos agrícolas, se añadió el papel de reserva energética que se le otorgó al estado. Dos hechos notables se resaltan: la erupción del volcán Chichón en tierras zoques en 1982 y el que cierra el siglo XX, el levantamiento zapatista de 1994.
La transición a la democracia
(Desde 2000)
Complejo, sumamente diverso, campesino y ciudadano, rico y pobre, profundamente mexicano, pero también centroamericano, eso es Chiapas en el siglo XXI, que celebra los bicentenarios de su independencia de la Corona española y de su federación a México. Los 200 mil habitantes al momento de la federación se han multiplicado por treinta. Cuando se revisan los indicadores, el balance no siempre es optimista, pero al mismo tiempo, comparados esos índices con los de su propia historia, hay avances significativos. Eso sí, a los avances innegables en materia social y económica, se suman nuevos retos de índole ambiental, migratoria, política e incluso religiosa. No puede soslayarse la ubicación del estado y lo que ello conlleva.